Videoconsolas de hojalata



Nadie nos escucha ni nos va a escuchar jamás. Es triste, es real. Al menos no en su justa medida. Quizás porque nuestras voces no son lo suficientemente fuertes como para romper un cristal en añicos. ¿A qué están jugando con nosotros?. Si tienes una Xbox 360 lo sabes. Si has tenido una PS2 de primera hornada lo sabes. Si tuvistes una Dreamcast lo sabes. O si en su momento te comprastes una Game Gear… pues eso. Son videoconsolas de hojalata, hardware de cristal.



Me niego a pensar que se trate del precio que debemos de pagar obligatoriamente por el avance tecnológico. Para eso me quedo en la prehistoria gruñendo al sol. Más bien creo que se trata de una chapuza encubierta a la que no se la da toda la importancia que se le debe. Según vamos quemando etapas y generaciones lúdicas como si fuesen cerillas ardientes, nos vamos dando de bruces contra muros cada vez más altos. Las consolas son, en términos generales, muy muy poco fiables. Bienvenidos a la “Nueva Generación”. Ahí tienes la puerta roja, traspasala y adentrate en la realidad. Esa en la que el oro no es más que un papel dorado que encubre chocolate semi-derretido. Esa en la que el hardware se funde como el queso en unas tajadas de lomo cuando lleva un minuto en el microondas. Esa en la que tus derechos y las garantías son pisoteadas por manadas de elefantes salvajes…

A día de hoy, mientras tecleo con la mala hostia aún al rojo vivo en mi estómago por la cercana defunción de mi segunda Xbox 360, que murió una vez más por la gripe porcina tecnológica llamada “Anillo rojo de la muerte“, me pregunto qué clase de test y pruebas pasa un sistema electrónico tan avanzado para que sucumba una y mil veces en el mismo fallo de diseño. Y es que las fichas han ido cayendo como las de un dominó. Una tras otra. Tap, tap, tap. Desde el lanzamiento mundial de la consola blanca de Microsoft. Una sangría de muertes sin sentido. Los foros están ahí, las luces rojas allá, las consolas putrefactas en el vertedero y la reacción de la compañía es la aplaudible prolongación de la garantía oficial. Y nuestro es el silencio de los corderos. De eso somos culpables. Todos. Yo incluido, por supuesto.



La garantía extra de Microsoft es un buen movimiento pero que es como poner una tirita a un brazo amputado que se está desangrando gota a gota. Y al mismo tiempo un “mea culpa” descomunal. Soy un usuario multiplataforma de paladar agradecido. Sólo tengo en busca y captura juegos que me atraen, y para desgracia de mis bolsillos los hay en PS3, en Wii ,en la 360 y más allá. Y es que la consola de Microsoft me parece que merece un 10'5 o más en términos de software. Las cosas como son. En cuanto a juegos me relamo sólo de pensar en mis Fable 2, Blue Dragon, Halo 3, Dead Rising, Banjo Kazooie, Mass Effect, Forza Motorsport 2, Lost Odyssey y las horas de gozo que me han deparado.

Pero como hardware, al menos en mi opinión, es el más lamentable que recuerde en la historia lúdica. Mi primera 360, del fatídico lote del lanzamiento mundial, aguantó un año y medio perfecta. Como una campeona. Ignorando las primeras quejas y los miedos iniciales de la gente que escribía en foros quejándose de lo fácil que se estropeaba la dichosa máquina o de amigos que iban por su segunda Xbox tras haber tenido que recurrir al SAT y mandar de “Erasmus” a su descacharrada 360 a Alemania. Jamás había tenido un cuelgue o problema alguno, la mimaba enormemente, pasándole el trapo de quitar el polvo a menudo, dejándola descansar a cada hora de juego y por supuesto estaba ubicada en una zona de gran ventilación para que no se recalentase…



Una mañana de primeros de Junio sonó el despertador, subí la persiana de mi habitación, me lavé la cara en el baño, tomé un zumito de naranja, encendí la consola y … muerte súbita y funeral de estado. Tres luces rojas y al garate.com . Estaba ante la primera consola que se me moría frente a mis atónitos ojos. Y creedme que he tenido y aún tengo, muchas consolas. Actuales y retro. Por las manos de este chaval de 30 tacos han desfilado practicamente todas, al menos las más importantes y cuando veo en mi armario por ejemplo a mi NES, a mi MD, a mi Nintendo 64 o a mi Saturn nipona y siguen respondiendo de maravilla y pienso en la manera tan tonta de cascar la 360 dan ganas de mandar a Microsoft y a la dichosa X verde a tomar vientos

…pero no puedo. Y no puedo porque tengo unos 20 juegos de 360 que me miran con ojitos de cordero en el matadero. 20 juegos que adoro y me parecen de lo mejor que he probado en muchas lunas. Y reconozco que el anzuelo ya está enganchado en mi garganta, muy muy al fondo, que he picado y no hay vuelta atrás. Lo triste es que no se trata de un caso aislado. Ni algo que sólo incumba a una compañía. Sony y Nintendo también deberían ponerse coloradas si supiesen lo que significa el término “vergüenza”. La fastuosa PS3, sin llegar a los escandalosos niveles de la Xbox 360 está fallando con bastante alegría y el lector de la Wii idem. Una “alegría” que no existía a esos niveles, hace no demasiados años.



Antes, y creo que no se trata de una visión romanticona del pasado empapada en dulce nostalgia , las consolas en general eran absolutamente fiables. Con unas cifras de fallos y errores normales y que en ningún caso podían llamar al escándalo público. Siempre hay y habrá excepciones, pero a grosso modo uno podía ir a la tienda de turno y gastarse tranquilo una pequeña gran fortuna (no olvidemos los estratosféricos precios que tenían por ejemplo las 16 bits en su momento) en la consola de turno y respirar tranquilo cada vez que le daba al botón “ON”. Ahora no…“NO”.

Toda tecnología tiene un periodo de vida, una fecha de caducidad lógica, pero cuando esa fecha se adelanta excesivamente por garrafales errores de diseño creo que es digno de denunciar. Palabras que se lleva el viento o letras que se ahogan en las profundas y frías aguas de internet, lo se, pero al menos uno se queda un poco más tranquilo ¿no?. Duerme mejor. Puff. No se trata más que de un artículo-protesta, al que unicamente le falta una guitarra acústica y una pancarta para sonar con más rotundidad. Se que no sirve y servirá para nada, pero me aterra que con el paso de los años, las consolas sean a la vez más potentes y que fallen como una escopeta de feria.



En verdad me aterra. Y más me asusta que nos “acomodemos” ante ello. Finalmente os dejaré el top de la verguenza. Las que a mi juicio personal son las consolas que más fallan de todas las habidas. Se aceptan propuestas:

1-Xbox 360 (Luces rojas… o el rubor de Microsoft)
2- PS2 (el lector de las primeras unidades era de mantequilla)
3- Dreamcast (¿ alguien en la sala que no haya sufrido del dichoso reseteo?)
4- Game Gear (comenzando con el sonido y acabando con la inevitable pantalla fundida entre otros momentazos)



Ahí queda eso. Y por desgracia se trata de sistemas con los que he disfrutado un huevo y parte del otro, pero que como hardware eran el horror. Lo dicho, sólo espero que no nos “acomodemos” en una montaña de chatarra tecnológica y aceptemos ese cataclismo como algo normal. La indiferencia es el primer paso hacia el abismo. Y el abismo es inmenso. Frío, oscuro, cruel. Pero si tenemos que ser devorados, al menos demos un poquito de guerra. Asi la digestión será más…pesada.



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