El verano siempre nos plantea los mismos retos para poder darle al mambo, a veces hay suerte y otras no.
Si realmente analizásemos todas las jugadas cual aragonés tal vez podríamos mejorar la media europea de folleteo pero en vez de eso se escriben artículos así que si no estás fornicando, échate unas risas.
Olvida todo lo que te han dicho, en el mundo sólo hay dos clases de personas: los que pueden ligar gracias a su cuerpo y los que hemos tenido que estudiar y desarrollar alguna clase de talento. Este artículo apela al segundo grupo, a aquellos cuyo cuerpo ha sido diseñado para la pasión manual, y en concreto, a los hombres.
El verano es la época más dura para quienes no podemos valernos de nuestro cuerpo como herramienta de atracción sexual, ya que, en bañador, resulta difícil exhibir tus talentos intelectuales. Siempre se puede llevar un bañador negro y leer a Chomsky, por supuesto, pero eso sólo te garantiza sexo con alguna profesora universitaria depresiva. Este tipo de coito puede resultarte apetecible a priori, pero nadie quiere oír Bolonia nada más correrse.
Tampoco es recomendable que vayas a la playa con portátil, ya que los seguros de los equipos no suelen cubrir los accidentes provocados por ser imbécil (hace años los cubrían, hasta que las aseguradoras se dieron cuenta de la cantidad de imbéciles que hay en el mundo).
Dios, en su infinita sabiduría, previó que no todas sus criaturas tendrían cuerpos estupendos, por eso mismo inventó Europa, para poder veranear vestido. Europa es el principal recurso de las personas que necesitamos hablar para follar, aunque tampoco es la panacea, ya que se presenta la barrera idiomática.
Casi todos los jóvenes intelectualmente inquietos dominamos una especie de inglés básico, con el que resulta imposible mantener una conversación, pero que puede servir para conquistar a una zagala europea. En este sentido, basta con dominar una serie de oraciones introductorias como: "I am a prestigious blogger in Spain" o "I´ve wrote two books about creativity with a remarcable success".
Es probable que, al principio, la extranjera te escrute. No te turbes, sólo está buscando en ti la furia española. Dado que no la encontrará hasta que esté muy muy borracha, es fundamental hablarle todo el rato para mantener su cabeza ocupada. Menciona a los grandes artistas de nuestra cultura, como Goya, Picasso, Dalí y el tío que hizo Rec (a la gente sin estudios le gusta).
Piensa que tus referentes culturales no son los mismos que los de una zagala europea. No hagas un chiquito bajo ningún concepto o la extranjera, incluso sin entender lo que dices, se percatará de que eres subnormal.
Muchas veces en tu vida habrás oído que, para conquistar a una mujer, tienes que ser tu mismo. Eso es basura feminista para impedir que nos las follemos. No seas tú mismo o, cuando quieras volver a España, tendrás que facturar tus pelotas de lo cargadas que van. Con las muchachas europeas debes comportarte como se comportaría un catalán pidiendo dinero: soberbio pero humilde.
Imagina tu cuerpo como en un escollo insalvable, porque sólo así podrás contrarrestarlo con tu ingenio. Y no te desanimes jamás. Cuando flaquees, piensa en Stephen Hawking. Lleva décadas más muerto que vivo, y jamás le ha faltado un agujero negro que llevarse a la boca. ¿Y por qué? Porque usa la puta cabeza.
Suerte, compañero.
Visto en Mi mesa cojea