Critica: Furia de Titanes (Clash Of the Titans) (2010)
Ya ha llegado a nuestras pantallas el esperado remake de “Furia de Titanes”, que Desmond Davis rodó con Harry Hamlin, Ursula Andress, Jack Gwillim o Laurence Olivier, de la mano del francés Louis Leterrier, creador de títulos como Danny The Dog o Transporter, y los guionístas Travis Beacham, Phil Hay y Matt Manfredi culpables de títulos como “Aeon Flux” o “El Smoquin” (sí, sí, esa de Jackie Chan).
La película ambientada en tiempos de la Grecia clásica recoge los pasos de Perseo, hijo de Zeus y Danae, quien pierde a su familia a manos de Hades durante un enfrentamiento de unos soldados sublevados por el hartazgo de rendir tributo a los Dioses del Olimpo.
En busca de venganza, Perseo se embarcará en un viaje sin retorno a través de los distintos lugares y personajes de la mitología griega para lograr encontrar la manera de detener al poderoso Kraken que Hades ha prometido liberar frente a la ciudad de Argos como represalia por el indigno comportamiento de los humanos hacia los dioses.
Como lo fue la versión de 1981, “Furia de Titanes” es una película de aventuras y acción en el marco histórico de una época pasada (llámese esta Grecia, Roma, Esparta, etc..) con la variante fundamental de que el conflicto principal lo motiva una guerra sin cuartel entre hombres y dioses y el intento por parte de las bestias de detener al semidios.
Hasta ahí llegan las similitudes con la original ya que ésta nueva versión se caracteriza por una banalidad argumental absoluta con escasos giros que resultan tremendamente predecibles, por un guión y planteamiento estructurado a modo de videojuego, es decir, se basa en el avance del héroe tras derrotar a cada uno de las bestias que se cruzan en su camino hasta la consecución de su tarea/destino, y acompañado de diálogos de una sola línea que no dejan de ser una excusa para hilvanar las escenas de este esperpento con poco margen para desarrollar mejor la historia (maltratada tanto a nivel mitológico como lógico y carente de interés) y los personajes, hecho que se ve evidenciado a lo largo de la trama ya que nos damos cuenta de que no terminan de conectar con el espectador.
Al final, no es solo que falle al intentar introducir más elementos que den profundidad a la historia, ni que trate torpemente de plasmar parábolas sociales o religiosas del mundo actual, ni que todos y cada uno de los personajes que aparecen en la película sean meros clichés, ni que haya personajes totalmente planos como el Djinn, si no que no quedan sentimientos a los que agarrarse y nos importa bien poco quien vive o quien muere, es que sencillamente le falta la “magia” que promete el título.
Las interpretaciones son tan simples en un trabajo de esta envergadura que sólo destacaré un Sam Worthington encarnando a Perseo que demuestra una vez más su mediocridad en la interpretación, evidenciando que sólo está ahí por el gancho comercial que le ha dado el ser el protagonista de la película más taquillera de la historia (Avatar), con una caracterización a lo “Jarhead” compuesta por su cabeza rapada y ese peto verde que parece más un marine que un semidiós de la mitología griega y que ciertamente carece del carisma -y expresividad- necesarios para encarnar el papel de héroe.
Le acompañan en la cinta, un limitado Liam Neeson en el papel de Zeus, demasiado humano y pusilánime con sus bipolaridades morales caracterizado cual caballero del zodiaco en una noche de discoteca con tanto brillo, y un correcto Ralph Fiennes encarnando a Hades, un papel de villano al que le tiene cogido el punto, en plan reflexivo y transcendental que consigue a veces el ridículo en semejante pastiche.
No obstante, hay que tener en cuenta los logrados valores de producción presentes mediante los magníficos decorados que ambientan a la perfección las aventuras de Perseo y sus guerreros así como unos efectos especiales notables (lejos del stop-motion utilizado por Ray Harryhausen en la original) acompañados del uso de la animación CGI (que muchas veces deja ver sus carencias como con el personaje de Medusa) y que resaltan sobre todo en la contundente pelea contra los escorpiones cargada de movimiento y acertadas coreografías.
Pero todo esto se ve ensombrecido por una desastrosa implementación del 3D en postproducción (no dice mucho a su favor que sea la infografía lo mejor adaptado) cargada de sensaciones de profundidad y distancia equivocas, tonalidades grisáceas y oscuras para disimular fallos que por ejemplo se hacen muy patentes en las caras de los protagonistas cargadas de círculos concéntricos de varias tonalidades o en escenas diurnas exteriores casi igualmente iluminadas que las interiores.
En definitiva, “Furia de Titanes” partía con la premisa de revisar la mitología griega y dotar de una espectacularidad y epicidad a la cinta acorde con los medios actuales pero a pesar de su correcta duración y a un ritmo que no desfallece termina siendo un Blockbuster más por debajo del nivel de la original donde prevalece el ruido (que no las h*****s) por encima de la narrativa y que tal vez logre entretener a los menos exigentes aunque sin duda será prontamente olvidado en la historia del cine.
P.D. Si se tiene la intención de ir a verla os recomendamos que lo hagáis en 2D.