Critica: Malditos Bastardos (Inglourious Basterds) (2009)
Esta entrada contiene spoilers de la película.
“Inglourious Basterds”(Malditos Bastardos) es la nueva película del afamado realizador de Knoxville (Tennessee) autor de obras como “Pulp Fiction”, “Reservoir Dogs” o “Kill Bill: Vol. 1 & Vol. 2”, un currículo que le ha proporcionado un nombre que reconoce desde el cinéfilo más acérrimo hasta el espectador más casual.
Un nombre que se ha construido a base de mezclar géneros, hacer homenajes y experimentar con las estructuras cinematográficas hasta el punto de crear su propio estilo y que sin duda le ha otorgado una la libertad impresionante que en ésta película tanto en lo formal como en lo temático ha utilizado para hacer literalmente “lo que le da la gana” pero ya me gustaría haber visto esta película si se hubiera estrenado hace unos seis o siete años, estoy seguro de que no hubiera sido la misma ni se hubiese recibido de la misma manera.
Como ya es habitual en éste director, la película se va desarrollando en capítulos, los cuales cuentan con rasgos estilísticos muy diferenciados, que van formando un pastiche entre los western clásicos a lo Ford o Eastwood, el cine bélico más europeo y el humor negro marca de la casa Tarantino.
Abre la cinta una impresionante primera secuencia en la que se muestra con una calma tensa la conversación entre un oficial de las SS apodado “El Caza judios” (Christoph Waltz), un domador de leones que tiene por lengua un látigo de siete colas, y el campesino francés (Denis Mechonet) que tiene escondida en el sótano de su casa a una familia judía, narrada de una manera magnífica, llena de sutileza y de tensión dramática sin dejar de lado las notas cómicas.
Pues tras éste genial comienzo, damos paso al desinfle de la película con la presentación de un grupo de soldados aliados llamados “Los Bastardos” de descendencia judía que se dedican a sembrar el terror entre las filas nazis (gracias a la enorme crueldad de sus métodos en la Francia ocupada por el tercer Reich), unos Bastardos que no tienen ni el protagonismo ni el impacto que yo esperaba o deseaba (20 minutos de las dos horas y media de metraje) a pesar de la pausada presentación de algunos de ellos, un grupo con potencial que no se explota debidamente y mucho menos para que su participación haga honor al título.
Sigue con su narración mediante capítulos, desgranando situaciones y sucesos que poco a poco conformarán un todo hasta desembocar en un pirotécnico final, alocado y superlativo, en forma de venganza judía que cuenta por cierto con una imagen poderosísima, un rostro fantasmal de mujer que cobra vida emergiendo de una pantalla cinematográfica devorada por el fuego que nos da esas dosis de acción que no pudimos obtener de los Bastardos a la vez que transgrede la Historia remodelándola a su antojo.
Cómo no, la cinta cuenta con esas características que suponen la firma del director: diálogos largos propios de títulos pasados pero sin la brillantez y chispas de humor de sus primeras obras que muchos citan como reflejo de su evolución y madurez hacia algo mejor que lo banal y macarra pero que para otros como yo suponen un desacierto de insulsas conversaciones que quieren y no pueden respecto de tiempos pasados.
También cuenta con otros elementos clave como puede ser ese juego fetichista con los pies de Diane Kruger a modo de cenicienta, la infografía superpuesta propio de esa serie B que vuelve a homenajear, los homenajes a sí mismo que son más que imprescindibles tratándose de éste director (ese cigarrillo volando a lo O-Ren) o una exagerada y bien elegida banda sonora con secuencias que parecen anuncios o videoclips y otras en las que rinde también homenaje a los autores de las bandas sonoras de los antiguos westerns como Ennio Morricone.
En cuanto a los actores hay que destacar la brillantísima interpretación de Christopher Waltz que es sin duda lo mejor de la película en un papel que le viene como anillo al dedo, el sólo correcto trabajo de Diane Kruger como agente doble de los Aliados y el algo mejor papel de Mélanie Laurent como la judía que trabaja en el cine, testigo del asesinato de su familia
Pero también hay que destacar (esta vez para mal) el desaprovechamiento de Brad Pitt (ya vimos sus buenas dotes de comediante en Quemar después de leer de mano de los Hermanos Coen) al que a unos le harán gracia sólo con las muecas que pone, la justísima actuación de Eli Roth como el “Oso judío”, que en lo que a dar sensación de psicótico da el pego pero en cuanto habla se notan sus carencias, y el casi cameo de B.J. Novak que sólo está ahí para apoyar algún personaje más importante que él en algunas escenas y hacer bulto con su cara de judío….Es una lástima que muchos de esos nombres sean hayan desaprovechado y sean sólo eso en ésta película, nombres en un cartel cuya participación real es puramente anecdotica.
En definitiva, Inglorious basterds es un película filmada de manera casi impecable pero que no lo hace mejor que partía con todas las premisas para ser una gran obra en la que nos muestra a un Tarantino diferente a sus líneas anteriores que hace gala de sus conocimientos de cine como vehículo para homenajear aquello que ama pero que a pesar de apoyarse en un guión más o menos fuerte podría haber conseguido un producto mejor eliminando parte del metraje para así agilizar ese ritmo lento que pueda llegar a cansar y ahorrarnos algunos diálogos no tan brillantes como en épocas pasadas.
Decir también que tras su segundo visionado gana algo más pero no estaría demás alejarle de la camarilla que ahora le rodea para que vuelva a ser el auténtico genio de sus comienzos.