Tetris, el popular rompecabezas electrónico cumple 25 años



Algo tan adictivo no era normal. Aquel rompecabezas tenía que ser cosa de los soviéticos, que lo habrían diseñado para engatusar a la juventud de Estados Unidos. Y el caso es que el Tetris, quizá el videojuego más popular del mundo, nació hace 25 años (en plena Guerra Fría) del teclado de un estudiante ruso. Pero si acabó distrayendo a los jóvenes de todo el mundo, eso ya no formaba parte del plan inicial.





Todo comenzó cuando Alexey Pajitnov, un investigador de inteligencia artificial de la Academia de Ciencias soviética de Moscú comenzó a progrmar con su nuevo ordenador, un Elektronika 60 (una imitación del miniordenador estadounidense PDP-11). "Empecé a juntar todo tipo de puzles matemáticos y entretenimientos que me habían gustado durante toda mi vida desde que era un niño", ha confesado Pajitnov al diario británico The Guardian.

Los rompecabezas que elaboró eran divertidos, pero uno le llamó la atención por encima del resto. "El programa no era complicado", recuerda el ingeniero. "No tenía puntuación ni niveles. Pero empecé a jugar y no podía parar".


Encajar piezas que caen

La cosa es sencilla. De la parte superior de la pantalla van cayendo piezas o bloques de diferentes tamaños. El jugador tiene que girar cada pieza para hacerla encajar en una línea sin huecos. Si lo consigue, la línea desaparece y sigue jugando. En cambio, si es incapaz de encajarlas y deja huecos, las líneas se van amontonando. Así, el jugador cada vez dispone de menos tiempo y espacio para girar las piezas y ajustarlas. Si las líneas llenan la pantalla, se acaba el juego.

Sobre el papel quizá no resulte muy atractivo, pero en la pantalla es un desafío sencillo casi irresistible. Y ahí están las cifras: sumando todas sus versiones, Tetris ha vendido más de 70 millones de copias en todo el mundo; ha influido la arquitectura, el arte y la música; además ha recibido varios récord Guinness y suele ser votado como uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos.


Los ingresos tardaron en llegar

Tetris se hizo popular poco a poco (y en cualquier caso, Pajitnov podía esperar poco de su invento, ya que era propiedad del Estado soviético). Primero fue una versión para PC de 1985 la que se difundió a través de Europa del este. Llegó a occidente poco después y en 1988 recibió el empujón definitivo: Tetris se adjuntó en un cartucho de serie junto a la videoconsola Gameboy de la compañía japonesa Nintendo. Ahí fue cuando todo cambió, precisa Pajitnov.

El cerebro de aquella operación fue Henk Rogers, un editor de videojuegos holandés, que quedó fascinado por el videojuego en la feria Consumer Electronic Show de Las Vegas, en enero de 1988. "Mi primera impresión fue que el juego era demasiado sencillo, que no tenía nada. Pero luego volví y jugué otra vez. Y otra vez. Pronto me di cuenta de que pasaba algo; ningún videojuego me había enganchado tanto como aquél en una feria", recuerda Rogers en The Guardian. Rogers consiguió la licencia y llegó a un acuerdo con el gigante japonés Nintendo.

Fue al visitar la sede de Nintendo en Tokio y ver todos los cartuchos de Tetris junto a las Gameboys cuando Pajitnov advirtió que su pequeña invención era algo grande. Y es probable que sin la participación de Nintendo, el Tetris habría acabado sin pena ni gloria en algún archivo olvidado. Rogers hizo bastante dinero con la venta de licencias pero Pajitnov tuvo que esperar hasta 1996, cuando recobró sus derechos de manos del Estado ruso. De todos modos, Pajitnov ya se hallaba en Estados Unidos, donde trabajaba como diseñador de videojuegos para Microsoft.

Rogers y Pajitnov se ocupan hoy de vender licencias de Tetris a varias compañías. Y mantienen un ojo firme sobre la serie de estrictas normas que toda nueva versión del Tetris debe cumplir; desde el tamaño del área de juego, el color de los bloques o la configuración de botones clave. Así como la obligación de mantener la sintonía musical original, una canción popular llamada Korobeiniki, que fue versionada con éxito en 1992 por el compositor de musicales Andrew Lloyd Webber.

Tanto Rogers como Pajitnov están sorprendidos por la longevidad del juego, que sigue fascinando a generaciones de adictos y no adictos a los videojuegos. "Siempre creí que cada videojuego tiene una cierta vida de estantería", confiesa Rogers. "En los primeros días del negocio de los PC a cualquiera le llevaba un año copiar tu juego, así que pensé que tendríamos un año o dos antes de que alguien consiguiera un Tetris mejor". Aun así, Rogers concluye satisfecho: "¿Sabes qué? Lo intentaron. Pero tras 25 años, nadie lo ha conseguido".


Vía El País

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